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25.11.08

Una cita a ciegas!

UNA CITA A CIEGAS
Por MONICAEROTICA




Cuando el sexo se vive sin inhibiciones se está preparado para disfrutar, y nada impide que toda experiencia se viva como una maravillosa aventura.

Con èl nos encontramos casualmente en un foro, algún tema en común nos juntó, seguramente el sexo fue el tema preferido para la charla.
Un intercambio de fotos, la dirección de un Café donde encontrarnos, y la completa seguridad que esa cita a ciegas, nos llenaría de gozo.

Estaba inquieta, deseando verlo personalmente, últimamente esa modalidad de conocer hombres para tener sexo se había hecho costumbre.
Sus ojos atrevidos me impactaron, su modo de hablarme, su voz y su figura potente me hacían imaginar como sería en la cama.
Sin duda que de la manera que nos tratábamos sabíamos que el encuentro sería delicioso.

Llegué a las tres en punto, él aún no estaba. Me acomodé en una mesa cercana a la ventana y llame al mozo para pedirle un café.
De mi cartera saque unos papeles y su imagen prolijamente fotocopiada del correo que me había enviado.
Pero solo saque copia de su rostro, su pene erecto y eyaculando había obviado imprimirlo. No hacía falta. Esa imagen la tenía muy presente en mis sentidos.
Sabía que su cuerpo estaba tan caliente como el mío.
Y esa única vez de comunicarnos por un simple monitor, nos había dado el motivo para estar ahora a punto de tener una experiencia de sexo juntos.

El café estaba delicioso y sorbo a sorbo lo degustaba cuando por la vidriera veo a un hombre de camisa blanca impecable, un pantalón negro, y no llegué a ver sus zapatos, después pude comprobar que era un hombre muy prolijo y con un perfume a olor a madera inolvidable. Esa marca , ese olor lo llevo como otro de mis mejores recuerdos. Un hombre con ese perfume sabía que como amante es algo insuperable.

En ese instante volví a recordar a Claudio, mi amante por años y ese perfume que siempre usaba, y abusaba en los momentos que el se lo ponía para invitarme y seducirme.
Lograba hipnotizarme con ese perfume, que mágico aroma lo envolvía, durante horas después de hacernos el amor, sentía esa sensación en mi cuerpo. Revivía cada una de sus acaricias, cada uno de sus besos, con ese loco perfume.
Y ahora este hombre desconocido que entraba
llevaba su mismo sabor.

Entró al bar me miró y un beso muy fuerte impacto en mi boca, sin preámbulos.
Se sentó frente a mí y sin la posibilidad de poder esperar un momento más, me invito a salir de allí y encaminarnos a un sitio más tranquilo.
Halagó mi mirada, más que el color de mis grandes ojos, y de mis prominentes pechos solo dijo: - Esta tarde los conoceré en vivo y en directo.
A las 10 de la mañana nos vimos por primera vez en el Chat. A las 3.30 hs. de la tarde estábamos encaminándonos hacia un hotel para disfrutar de un momento de sexo.

- No sabes a que hotel podemos ir por aquí cerca –argumento. No soy del barrio. Conozco poco.
- Si, conozco uno a unas veinte cuadras de aquí. Tomamos taxi o trajiste auto- pregunté
- Dejé mi auto allí enfrente. Vamos, es ese color azul – me dijo

Antes de salir del Café le dije que necesita ir al toilette, y justo en ese preciso instante que me encaminaba hacia él, le sonó a él su celular.
Seguí mi camino y él se fue hacia la calle. Pagó antes mi café, y se quedó parado en la puerta esperándome.
Yo regresé y al querer pagar mi consumición me dijo el mozo que ya se había abonado.

Salí, el estaba muy ansioso, yo también.
Nos fuimos a buscar el auto.
Subí y me senté de una forma que mi vestido quedo levantado y él rápido tocó mis piernas, acariciándolas de una manera deliciosa.
Su perfume seguía haciéndome respirar más profundo para sentirlo otra vez, y reviviendo sensacionales momentos pasados.
Y ahora estaba yo, con ese hombre desconocido al que hacia pocas horas había logrado excitarme de tal manera para darle una cita sin condición alguna. O si, hacer todo lo que el cuerpo y nuestros instintos deseen.

El auto arrancó y él sin nada en contrario se encaminó hacia un lugar que me pareció raro.
Antes me había llamado al celular un amigo y me dio la dirección de un hotel especial para este momento – me dijo
Su perfume seguía perturbándome y dije – Si esta bien, vayamos allí.
Entramos al Hotel BahiaSol especial para parejas swingers o para cumplir la fantasía de un trío.
Recordé que a este mismo Hotel había ido con Claudio y otro amigo que había conocido en un gangbang.
Traspasamos la barrera de entrada del Hotel y el encargado nos dio la habitación 10 al lado de la cochera.
Bajamos del auto, y en el estacionamiento en otro auto ubicado frente al nuestro estaba Claudio, no podía creerlo, no podía reaccionar como estaba él allí, en este instante, en este mismo lugar junto a este hombre desconocido con el que iba a tener sexo.
Y él, mi amante preferido, y su perfume, y el perfume de este hombre y todo se potenciaba. Y mi cabeza comenzó a dar vueltas, estaba tan excitada. Tanto que no podía reaccionar.
Maquinalmente, se pusieron uno de un lado y otro del otro lado y me subieron, si creo que me subieron porque yo me sentía aturdida de placer. Ver a esos dos hombres, con ese perfume, con esos cuerpos, y con la sensación que me harían vivir un maravilloso momento sexual.
Ya arriba pude mirar a Claudio más detenidamente. Seguía tan hermoso, y sus profundos ojos negros siempre me miraban de ese modo que yo solo lo dejaba hacer.
Claudio quiso ir a la ducha y el desconocido y yo nos quedamos desvistiéndonos en la amplia cama.
Los dedos del desconocido rápidos sacaron toda mi ropa. Y mi boca golosa se ofreció descarada, perversa, glotona sobre su lengua.
Comenzamos a abrazarnos, él me tocaba de un modo salvaje, fuerte, yo de espaldas hacia el baño no podía ver que Claudio ya había salido de la ducha, y muy excitado se masturbaba, mirándonos.
Te gusta la sorpresa.
Estás mas perra que nunca, me vuelves loco - me dijo Claudio.
Yo solo asentía con la cabeza que sin poder pronunciar palabra lo dejaba hacer al pene del desconocido que profundo se adentraba en mi boca.
Claudio me hizo poner arrodillaba y sabiendo que mi postura preferida me hacia delirar, me penetro por detrás, pero en mi vagina.
El pene del desconocido más y más me hacia dar arcadas por el grosor de tamaño miembro y Claudio me dijo-
Te gusta el amigo que te traje para hacer este trío.
Claudio ahora se acostaba sobre la redonda cama y yo a horcajadas de él volvía a ponerme su falo erecto en mi vagina mientras que el desconocido se había situado en mi espalda y comenzaba a penetrarme analmente.

Doblemente penetrada, exquisitamente tratada, mi calor hacia que mi vista se nuble por momentos extasiada de placer.
Mi concha más putita que nunca latía, explotaba en orgasmos sucesivos, encadenados, correlativos, perfectos.
Mis gritos hacían desencadenar en nuevas posiciones que sin inhibiciones fuimos creando.
Durante 3 horas, tres personas, dos hombres y yo nos disfrutamos sin pedirle motivos a la razón.
Sexo libre, puro, salvaje, mágico, infernal.
Sexo 100% …con dos hombres con el mismo exquisito y loco perfume animal.


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