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6.7.11

Priapo ...dios del pene en perpetua ereccion





Fuera de aqui ¡ castos lectores !

Es impropio de vosotros, que leais

tan impúdicos versos!
Oh...PRIAPO!
Fresco de Príapo pesando su miembro en una balanza
contra la ganancia obtenida de sus campos
(casa de los Vetti, Pompeya).







Oh...PRIAPO !
Señor del Ahogo y la
Indecencia
Del Falo Impresionante
Y el Huerto Protegido
Oh...Priapo !
Jardinero Custodio
De vergel lujurioso
Y obscenidades ardientes.
En ti admiro
Gran Priapo soberano
Guardaespaldas sumiso
Tu corazón valiente.
Oh...Priapo!
Como todo dios
No ocultas tus dotes,
Tu fascinante virtud
Tu entrepierna excitante!
Oh...Priapo!
Más grande que tu hoz
Es tu falo imponente,
Por eso
A ti ...me encomiendo
Y quedo, en tus manos.
Oh ...Priapo!
Sin ningún miramiento
Entrego a tu
Potente Protección
La plenitud de mi Huerto.

Autor: EROTICAMONICA

Priapo
En la mitología griega Priapo es un dios menor, rústico, de la fertilidad tanto de la vegetación como de todos los animales relacionados con la vida agrícola y un personaje puramente fálico.
Era adorado como protector de los rebaños de cabras y ovejas, de las abejas, del vino, de los productos de la huerta e incluso de la pesca.

Era una divinidad de carácter obsceno, representado como un enano deforme, con un enorme falo en perpetua erección, símbolo de la fuerza fecundadora de la naturaleza. Los romanos solían colocar en sus jardines estatuas de Príapo, normalmente con la forma de toscas hermas de madera de higuera, manchadas de bermellón (de aquí que el dios fuese llamado ruber o rubicundus), con un enorme falo erecto, llevando fruta en su ropa y una hoz o una cornucopia en la mano.

Su función era la de garantizar una abundante cosecha, pero también hacían las veces de espantapájaros.

Príapo alejaba el mal de ojo y su estatua protegía las huertas de los ladrones.



º
º
º

Priapeos romanos
(antología bilingüe latín-castellano)

En Roma el culto a Príapo estaba muy extendido, y eran muy comunes las


inscripciones y los carteles con Príapo como protagonista. A veces, eran


advertencias contra ladrones e intrusos que recibirían el castigo propio


de Príapo (la penetración anal), otras veces divertidas alusiones


mitológicas.




- 1 -


Tú, lector, que vas a leer las bromas procaces que hay en estos toscos


poemas, deja ya de fruncir el ceño con tanta dureza, como hacía el viejo


Lacio. No viven en este templo la hermana de Febo, ni Vesta, ni tampoco


Minerva, la diosa que nació de la cabeza de su padre; en él habita el


guardian de los jardines, pintado de minio, con esa verga descomunal


asomando entre su entrepierna descubierta. Así que cubre tus partes con


la túnica, o si no, lee estos poemas con los mismos ojos con los que las


miras.



Carminis incompti lusus lecture procaces,
Conveniens Latio pone supercilium.
Non soror hoc habitat Phoebi, non Vesta sacello,
Nec quae de patrio vertice nata dea est.
Sed ruber hortorum custos, membrosior aequo,
Qui tectum nullis vestibus inguen habet.
Aut igitur tunicam parti praetende tegendae,
Aut quibus hanc oculis aspicis, ista lege.

- 2 -


Príapo, tú eres testigo de que estos poemas, más dignos de un huerto que


de un libro, los he compuesto sin mucho esfuerzo, como un puro juego. No


se me ha ocurrido convocar a las musas, como suelen hacer los poetas,


para que acudan a este lugar tan poco virginal, porque me faltaría el


coraje necesario para llevar ante Príapo a las castas hermanas, al coro


de las Piérides. Así que sé benévolo con estos poemas que ociosamente he


escrito en las paredes de tú templo, te lo suplico.



Ludens haec ego, teste te, Priape,
Horto carmina digna, non libello,
Scripsi non nimium laboriose.
Nec Musas tamen, ut solent poetae,
Ad non virgineum locum vocavi.
Nam sensus mihi corque defuisset,
Castas, Pierium chorum, sorores
Auso ducere mentulam ad Priapi.
Ergo quidquid id est, quod otiosus
Templi parietibus tuis notavi,
in partem accipias bonam, rogamus.

- 3 -


Podría decírtelo con rodeos: “Dame eso que puedes dar una y otra vez sin


agotarse”; “Dame eso que tal vez desearás inútilmente dar cuando una


barba desagradable pueble tus mejillas”; “Dame lo que a Júpiter dio


Ganímedes, quien, arrebatado por el águila sagrada, ahora escancia


agradable nectar a su amante”; “Dame lo que la recién casada ofrece a su


marido la primera noche, para evitar que se le desgarre la otra parte”.


Pero más sencillo será decírtelo claramente: “Deja que te dé por culo”


¡Qué voy a hacerle! Así de bruto soy.



Obscuro poteram tibi dicere: 'da mihi quod tu
Des licet assidue, nil tamem inde perit.
Da mihi, quod cupies frustra dare forsitan olim,
Cum tenet obsessas invida barba genas,
Quodque Iovi dederat, qui raptus ab alite sacra
Miscet amatori pocula grata suo,
Quod virgo prima cupido dat nocte marito,
Dum timet alterius vulnus inepta loci.'
Simplicius multo est 'da pedicare' Latine
Dicere: quid faciam? crassa Minerva mea est.

- 4 -


En dos versos se resume la ley que, según cuentan, Priapo impuso a los


muchachos: “Puedes tomar tranquilamente lo que hay en mi huerto, siempre


y cuando yo también pueda conseguir lo que hay en el tuyo.”



Quam puero fertur legem dixisse Priapus,
Versibus haec infra scripa duobus erit:
Quod meus hortus habet, sumas impune licebit,
Si dederis nobis quod tuus hortus habet.

- 5 -


Aunque como ves yo, Príapo, soy de madera , igual que de madera son mi


hoz y mi verga, te cogeré y teniéndote así te la meteré , toda entera,


por muy grande que sea, más tensa que una cítara, hasta la séptima


costilla.



Qui sum ligneus, ut vides, Priapus
et falx lignea, ligneusque penis,
Prendam te tamen et tenebo prensum
Totamque hanc sine fraude, quantacumque est,
Tormento citharaque tensiorem
Ad costam tibi septimam recondam.

- 6 -


Fuera de aquí, mujeres castas: es impropio de vosotras que leáis estos


impúdicos versos. Pero a ellas esto les trae sin cuidado, y hacía aquí


vienen derechas; parece que les encanta contemplar una buena polla.



Matronae procul hinc abite castae:
Turpe est vos legere impudica verba.
Non assis faciunt euntque recta:
Nimirum sapiunt videntque magnam
Matronae quoque mentulam libenter.

- 7 -


Me preguntas por qué llevo mis partes sin cubrir; date cuenta de que


ningún dios oculta nunca sus armas. El señor del mundo muestra


abiertamente sus rayos; el dios del mar no oculta su tridente. Ni Marte


esconde la espada que le da valor ni la intrépida Palas se guarda la


lanza entre la ropa. ¿Es que se avergüenza Febo de sus flechas doradas?


¿Esconde acaso Diana su carcaj? ¿Y Alcides su mazo lleno de nudos? ¿


Acaso tapa el dios alado el caduceo con la túnica? ¿Quién ha visto a


Baco ocultar bajo la ropa su ligero tirso? ¿Y quién te ha visto a ti,


Amor, sin tu antorcha visible? De modo que no será un crimen tener la


polla siempre al descubierto; sin ella me encontraría inerme.



Cur obscena mihi pars sit sine veste, requiris:
Quaere, tegat nullus cur sua tela deus.
Fulmen habet mundi dominus, tenet illud aperte;
Nec datur aequoreo fuscina tecta deo.
Nec Mavors illum, per quem valet, occulit ensem;
Nec latet in tepido Palladis hasta sinu.
Num pudet auratas Phoebum portare sagittas?
Clamne solet pharetram ferre Diana suam?
Num tegit Alcides nodosae robora clavae?
Sub tunica virgam num deus ales habet?
Quis Bacchum gracili vestem praetendere thyrso,
Quis te celata cum face vidit, Amor?
Nec mihi sit crimen quod mentula semper aperta est:
Hoc mihi si telum desit, inermis ero.

- 8 -


¿De qué te ríes, tontita? No me hizo Praxíteles, ni Escopas, ni fui


esculpido por la mano de Fidias; fue un campesino el que cogió un tronco


en bruto y me dijo: Tú, sé Príapo. Pero ya veo que me miras y te ríes.


Debe parecerte muy sabrosa esta cosa que se eleva como una columna entre


mis ingles.



Insulsissima quid puella rides?
Non me Praxiteles Scopasve fecit,
Non sum Phidiaca manu politus;
Sed lignum rude villicus dolavit,
Et dixit mihi 'tu Priapus esto'.
Spectas me tamen et subinde rides:
Nimirum tibi salsa res videtur
Adstans inguinibus columna nostris.

- 9 -


Ten cuidado, no vaya a cogerte. Si te cojo no te apalearé a garrotazos,


ni te heriré cruelmente con la curva hoz. Atravesado por mi percha


descomunal, quedarás tan estirado que nunca pensarás que tu culo tenga


curva alguna.



Ne prendare, cave. Prenso nec fuste nocebo,
Saeva nec incurva vulnera falce dabo:
Traiectus conto sic extendere pedali,
Ut culum rugam non habuisse putes.

- 10 -


Te atravesaré, muchacho, te lo advierto; a ti, muchacha, te follaré.
Y al barbado ladrón la tercera pena* es la que le espera.


* Se refiere a la irrumación o sexo oral.
Quae Percidere puer, moneo, futuere puella;
Barbatum furem tertia poena manet.

- 11 -


Tú, quienquiera que seas, entra. No pienses en alejarte de la venerable


ermita de este lujurioso dios. Y si durante la noche una muchacha te


acompaña, no temas por ello entrar. Podrías temer a los dioses severos,


pero nosotras, mezquinas divinidades campestres, no valemos nada. Sin


ningún pudor, con los testículos al aire, estamos a cielo abierto. Por


tanto, todo el que quiera que entre, aunque venga embadurnado del negro


hollín del lupanar.



Huc huc, quisquis es, in dei salacis
Deverti grave ne puta sacellum.
Etsi nocte fuit puella tecum,
Hac re quod metuas adire, non est.
Istud caelitibus datur severis:
Nos vappae sumus et pusilla culti
Ruris numina, nos pudore pulso
Stamus sub Iove coleis apertis.
Ergo quilibet huc licebit intret
Nigri fornicis oblitus favilla.

- 12 -


Quien ponga sus deshonestas manos en el vergel a mi confiado comprobará


que no soy un eunuco. Y quien por ventura replique -¿quién sabrá que


aquí, en un lugar tan apartado y entre arbustos, has sido tu quien me ha


partido en dos?- se equivoca, porque este pleito se llevará a cabo ante


dos importantes testígulos.



Commisso mihi non satis modestas
Quicumque attulerit manus agello
Is me sentiet esse non spadonem.
Dicat forsitan haec sibi ipse: 'nemo
Hic inter frutices loco remoto
Percisum sciet esse me'; sed errat:
Magnis testibus ista res agetur.

- 13 -


¿Cuáles fueron las manzanas gracias a las que Hipómenes se llevó a la


hija de Esqueneo? ¿Cuáles tenía el célebre jardín de las Hespérides? ¿


Cuales debería llevar siempre en su repleto regazo Nausica, vagando por


los dominios de su padre? ¿Cuál fue la manzana que Aconcio grabó, y que


al leerla juramentó a la muchacha con el apasionado mancebo? Tales son


las que el piadoso dueño de este vergel ha ofrendado, desnudo Príapo,


sobre tu altar.



Qualibus Hippomenes rapuit Schoeneida pomis,
Qualibus Hesperidum nobilis hortus erat,
Qualia credibile est spatiantem rure paterno
Nausicaam pleno saepe tulisse sinu,
Quale fuit malum, quod littera pinxit Aconti,
Qua lecta est cupido pacta puella viro:
Taliacumque pius dominus florentis agelli
Imposuit mensae, nude Priape, tuae.

- 14 -


Si la trotacalles Teletusa un día, con las nalgas al aire y agitando el


vientre, se meneara moviendo el espinazo, podría con tales artes, oh


Priapo, no solo conmoverte a ti, sino hasta al casto hijo de Fedra.



Hic quando Telethusa circulatrix,
Quae, clunem tunica tegente nulla,
Sexum latius altiusque motat,
Crisabit tibi fluctuante lumbo:
Haec sic non modo te, Priape, possit
Privignum quoque sed movere Phaedrae.

- 15 -


El rey del rayo es Júpiter. El arma de Neptuno es el tridente. Gracias a


su espada, poderoso es Marte. La lanza, Minerva, es tu atributo. Con el


tirso emparrado es con lo que Baco entabla el combate. Como todos saben,


la mano de Apolo lanza la flecha, y arma la pica la invicta diestra de


Hércules; pero a mi, un carajo erecto me parece terrorífico.



Fulmina sub Iove sunt; Neptuni fuscina telum;
Ense potens Mars est; hasta, Minerva, tua est;
Subtilibus Liber committit proelia thyrsis;
Fertur Apollinea missa sagitta manu;
Herculis armata est invicta dextera clava:
At me terribilem mentula tenta facit.

- 16 -


Para quien aquí cortase una violeta o una rosa, o robase alguna fruta u


hortaliza sin pagarla, pido que, sin tener mancebo ni mujer, reviente de


una erección como la que en mí veis y tenga que golpeársela sin cesar en


el ombligo.



Quicumque hic violam rosamve carpet
Furtivumque olus aut inempta poma,
Defectus pueroque feminaque
Hac tentigine quem videtis in me
Rumpatur, precor, usque mentulaque
Nequiquam sibi pulset umbilicum

- 17 -


El jardinero de este fecundo vergel me encargó la custodia de este


lugar. Ladrón, recibirás tu castigo por más que grites enfurecido: "Todo


esto por unas brezas?". "Efectivamente, por una sola breza".



Hic me custodem fecundi villicus horti
Mandati curam iussit habere loci.
Fur habeas poenam, licet indignere, 'feram'que
'Propter olus' dicas 'hoc ego?' 'propter olus'.

- 18 -


Este cetro que, procedente del árbol, nunca más volverá a reverdecer,


este cetro que reclaman para sí las jovenzuelas lujuriosas, que algunos


reyes desean tomar entre sus manos y que besan los nobles sodomitas, se


hundirá en las entrañas del ladrón todo entero hasta la empuñadura de


los cojones.



Hoc sceptrum, quod, ubi arbore est recisum,
Nulla iam poterit virere fronde:
Sceptrum, quod pathicae petunt puellae,
Quod quidam cupiunt tenere reges,
Cui dant oscula nobiles cinaedi,
Intra viscera furis ibit usque
Ad pubem capulumque coleorum.

- 19 -


Oh, Quírites, o me cortas el miembro viril que noche tras noche fatigan


las vecinas siempre calientes y más lujuriosas que los gorriones en


primavera, o reventaré y os quedaréis sin Príapo. Ya ves que estoy


jodido, agotado, pálido y macilento, yo que antes, rubicundo y valeroso,


solía atravesar hasta a los ladrones más fuertes. Ahora, pobre de mi, me


faltan las fuerzas, y escupo peligrosos esputos entre espasmos de tos.



Porro -nam quis erit modus?- Quirites,
Aut praecidite seminale membrum,
Quod totis mihi noctibus fatigant
Vicinae sine fine prurientes
Vernis passeribus salaciores,
Aut rumpar, nec habebitis Priapum.
Ipsi cernitis, effututus ut sim
Confectusque macerque pallidusque,
Qui quondam ruber et valens solebam
Fures caedere quamlibet valentes.
Defecit latus et periculosam
Cum tussi miser exspuo salivam.

- 20 -


La delicia del pueblo, la conocidísima del Circo Magno, Quincia, experta


en menear sus vibrantes nalgas. Deposita en ofrenda a Príapo los


címbalos y los crótalos, los instrumentos de calentamiento así como los


tambores golpeados con firme mano. Y en compensación, suplica ser


siempre grata a los espectadores para que tu público este siempre


erecto, como el dios.



Deliciae populi, magno notissima circo
Quintia, vibratas docta movere nates,
Cymbala cum crotalis, pruriginis arma, Priapo
Ponit et adducta tympana pulsa manu:
Pro quibus, ut semper placeat spectantibus orat,
Tentaque ad exemplum sit sua turba dei

- 21 -


A tí, que tienes malas intenciones y que difícilmente aguantas sin roban


en el huerto, te daré por culo con mi falo descomunal, y si ese castigo


tan duro y penoso no da buen resultado, tentaré otro agujero más alto.



Tu, qui non bene cogitas et aegre
Carpendo tibi temperas ab horto,
Pedicabere fascino pedali.
Quod si tam gravis et molesta poena
Non profecerit, altiora tangam

- 22 -


Que me muera, oh príapo, si no me avergüenzo de decir palabras torpes y


obscenas. Pero como tú, siendo dios, muestras sin pudor los huevos al


aire, debo yo llamar al coño coño y a la verga verga.



Obscenis peream, Priape, si non
Uti me pudet improbisque probris.
Sed cum tu posito deus pudore
Ostendas mihi coleos patentes,
Cum cunno mihi mentula est vocanda.

- 23 -


"Oh, Priapo, amenazador con tu hoz y con esa otra parte aún mayor,


indícame, por favor, el camino a la fuente" "Ve, forastero, por esas


viñas; pero si coges una sola uva, otra agua tendrás que tomar."



'Falce minax et parte tui maiore, Priape,
ad fontem, quaeso, dic mihi qua sit iter'.
'Vade per has vites, quarum si carpseris uvam,
Cur aliter sumas, hospes, habebis aquam'.

- 24 -


Mientras no robes nada con esa atrevida mano, podrás mantenerte tan


casto como la mismísima vesta. De lo contrario, esta arma te abrirá en


canal de tal modo que podrás salirte entero por tu propio culo.



Donec proterva nil mei manu carpes,
Licebit ipsa sis pudicior Vesta.
Sin, haec mei te ventris arma laxabunt,
Exire ut ipsa de tuo queas culo.


Fuente: Sportive Epigrams, translation by Leonard C. Smithers and Sir


Richard Burton (1890)